Los primeros quesos surgieron en el Neolítico, cuando el ser humano aprendió a domesticar a los animales, en concreto las primeras ovejas entre el año 8.000 a.C y el 3.000 a.C. Ese fue el momento en que nuestros antepasados pudieron degustar este alimento milenario con una historia que te abrirá el apetito.
Breve historia del queso: el origen de un alimento con más de 10.000 años
El nacimiento del queso y su leyenda.
La leyenda más extendida trata de un mercader árabe que mientras recorría el largo desierto, guardó leche en un recipiente hecho a partir del estómago de un cordero. Al abrirlo vio que la leche había fermentado, debido al cuajo del estómago del cordero y a las altas temperaturas del desierto. Otra versión de la misma leyenda tiene como protagonista a Kanama, un pastor de Asia Menor, que tuvo el mismo final, descubrir un delicioso alimento fruto de la fermentación de la leche. Otra historia más romántica nos la cuenta la mitología griega, diciendo que fueron los Dioses del Olimpo quienes enseñaron a los humanos a elaborar el queso como regalo divino. No estaban lejos de la realidad, ¿verdad?
Los primeros quesos documentados
Desde las antiguas civilizaciones, el queso se ha almacenado para las épocas de escasez y ha sido considerado un alimento con numerosos beneficios, como su facilidad de transporte, buena conservación y su alto contenido en grasa, proteínas, calcio y fósforo.
Los hallazgos arqueológicos más antiguos han sido hallados en el Antiguo Egipto. Donde se cree que se elaboraban quesos frescos similares al requesón, batiendo leche, almacenándola en sacos de piel de cabra y filtrándola en esteras de caña. Cuna de su origen también fue la Antigua Mesopotamia donde fue encontrada la ‘La Lechería’. Un friso sumerio del templo de la diosa de la vida Ninhursag que muestra detalladamente las fases de producción de queso, desde el ordeño, el batido y el filtrado hasta el almacenaje.
El queso también tiene un gran protagonismo en recetas y postres muy preciados en la Antigua Grecia. Donde no se comía solo, sino mezclado con harina, miel, aceite, pasas y almendras.
El Queso Adobera
Es un queso mexicano proveniente del occidente del país, el cual es nombrado así por la similitud de su forma a los ladrillos de adobe. Por tradición, es el queso de mayor consumo en Jalisco, ganándose esta predilección por la versatilidad que ofrece en la cocina del día a día.
El Queso Adobera se caracteriza por ser de gusto suave equilibrado, de pasta tierna y granular. Su textura blanda permite que se desmorone y se ralle, pero tiene la firmeza suficiente para ser cubicado. Funde con facilidad. Conforme madura, su textura se vuelve más cremosa, uniforme y compacta, por lo que no se podrá desmoronar pero su capacidad de fundir aumentará. La suma de todas estas características hacen del Queso Adobera un ingrediente muy versátil y apreciado en la gastronomía regional.
El Queso Adobera puede consumirse en frío, como botana, acompañamiento desmoronado o cubicado en sopas, frijoles, flautas o ensaladas. Tajado en sándwiches, tacos y quesadillas; rallado para preparar recetas que van rellenas; fundido en chilaquiles e infinidad de antojitos mexicanos típicos y contemporáneos. Particularmente, es adecuado para quesadillas ya que puede ser tajado en finas lajas y funde fácilmente.
Su sabor equilibrado, ligeramente salado, permite que no se pierda al momento de combinarlo con salsas o guisos, sin competir con ellos, los complementa de una manera armónica.
Es el ingrediente perfecto para la cocina regional que va desde lo sencillo hasta comidas más elaboradas.
El Queso Manchego
Elaborado con leche de vaca es uno de los quesos de mayor consumo en México debido a su sabor suave, versatilidad de uso y alta capacidad de fundido. Un elemento básico en la gastronomía regional, nacional e internacional.
El Queso Manchego es de sabores agridulces, con matices de mantequilla y tonos frutales. Tiene un aroma suave, a mantequilla y ligeramente salado. La textura es suave, bien formada y uniforme. En la boca el Queso Manchego se puede percibir suave, terso, denso y aterciopelado. Se caracteriza por ser un queso muy fácil de manejar, ya que se puede rebanar y rallar a baja temperatura. Funde muy bien sin llegar a tostarse, por lo que si se llega a dorar o gratinar obtendrá un color uniforme.
En cuanto a la versatilidad, el Queso Manchego se puede utilizar como botana, fundido, gratinado o como un ingrediente que complementa prácticamente cualquier receta por su sabor suave y equilibrado, dándole ese toque dulzón del cual es característico.
Este Queso combina con frutas, verduras, bocadillos de mermeladas y ates. Es ideal para preparar salsa y aderezos. También es un buen ingrediente para hacer pizzas, cremas, sándwiches, ensaladas, etc. Combina prácticamente con todos los platillos típicos mexicanos como los chiles rellenos.
El Queso Cheddar es elaborado a la usanza inglesa que a diferencia de la americana mantiene su color blanco marfil ya que no contiene colorantes. Puede ser madurado, lo que cambia consideradamente su sabor, textura y color.
Un Queso Cheddar joven, menor a 3 meses, es de un gusto suave y aterciopelado, y de pasta tierna. Al madurar, su sabor tiende a ser ligeramente astringente, su aroma más intenso, su pasta más suave, llegando a ser cremosa y de tonos amarillos. Se caracteriza por fundir con facilidad y gratinar uniformemente con un tostado medio.
El Queso Cheddar es apreciado por su versatilidad, ya que se puede utilizar como botana, fundido, gratinado o como ingrediente. Es un elemento básico en la gastronomía regional, nacional e internacional.
Se puede consumir en frío, simplemente cubicado o en alguna preparación. El sabor del Queso Cheddar se percibe totalmente diferente, como en la mayoría de los quesos, cuando se consume en frío o ya fundido.
Su capacidad de fundido y de gratinar son las más apreciadas, ya que tiene la consistencia para formar hebra, sin escurrirse, dora, dándoles a los platillos un acompañamiento con toques salados, butíricos, ideal para mariscos, pastas y pizzas. Es adecuado para hacer fondues, salsas, aderezos y hasta postres.
Es un buen acompañamiento sin que su sabor pierda presencia al combinarse con salsas o ingredientes fuertes, aunque conforme se va madurando pasa a ser
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